Helianne, ¿Dónde se habrá metido? ¿Y los demás? Sigamos descubriéndolo…
Helianne apretó los ojos, pensando que se daría el golpe más duro de su vida. Pero no fue así, sintió un aire cálido a su alrededor, y un impetuoso sol sobre su cabeza. Estaba depie, sobre kilómetros de arena, algo así como un desierto, pero todo era muy extraño. Parecía que estaba dentro de un dibujo en tres dimensiones, trazado a lápiz y coloreado con un minucioso cuidado. Helianne miró a su alrededor, y solo había arena, y más arena, y un enorme sol.
-Uff… ojala se apagase ese sol… -Dijo mientras se pasaba la mano por la frente.
Y entonces, el sol subió en su trayectoria, y cuando estuvo en lo más alto del cielo, sobre la cabeza de Helianne, se apagó. Todo estaba oscuro, tan solo llegaba algo de luz que asomaba tras una enorme duna de fina arena, y el ambiente se llenó de un fresco viento.
Helianne miro a su alrededor, y decidió andar hacia donde estaba la luz, algo la divertía en ese lugar, al menos había salido de su casa y estaba divirtiéndose en algún lugar que habían coloreado para ella, o eso parecía.
Helianne continuó andando sin rumbo, hasta que el desierto comenzó a cambiar, bajo una nube que cubría una pequeña casita de gominotas, cubriéndola de nieve. Helianne no comprendía nada, pero siguió hacia delante. Se rió ante la idea de conocer a la bruja de la casa de gominola.
La nieve comenzó a caer sobre ella, pero no hacía frío. Toco la nieve y no era como la que siempre había visto, sino que se deshacía en sus dedos como si fuese ceniza. Se llevó un dedo a la boca, para probarla, y una explosión de sabor dulce surgió en su boca, ¿Era azúcar Glasee?
Llegó hasta la casita, que tenía las paredes de barquillo, columnas de palitos de caramelo, ventanas de regaliz, el tejado era de nube de algodón y el picaporte era una magdalena.
Golpeó suavemente en la pared de galleta, y aguardó en la puerta, lamiéndose el azúcar de entre los deditos.
La puerta se abrió, y Helianne no vio a nadie.
-¿Quién llama? –se escuchó una voz de mujer desde dentro de la estancia.
-Euhhmm… Soy Helianne, y no sé muy bien porqué estoy aquí… ¿Podrías decirme cómo salir de aquí?
Se escucho una sonora risa que retumbo en todos los caramelos, y le dijo a Helianne que pasase. Helianne abrió la puerta y miro hacia dentro. Había una enorme estancia repleta de enormes sillones, mesas, sillas… con formas de piruletas, caramelos, malvaviscos y demás repertorio de gominolas.
Sentada en un enorme sillón con forma de corazón glaseado, estaba sentada una pequeña chica, de pelo corto y oscuro, ojos azules cristalinos, con una simpática carita y una enorme sonrisa esperando a Helianne. Llevaba unas enormes botas con una alta plataforma, una faldita negra y rosa con pinta de tutú, y un apretado corsé que le apretaba el pecho en tonos rosa pastel.
-Me llamo MariéJosse, pero me puedes llamar Pep – Sonrío.
Helianne pasó y cerró la puerta tras de si, se presentó y le contó a Pep todo lo que le habia pasado, ella no dejaba de sonreír.
-Te entiendo Helianne, a mi también me pasó, pero yo nunca he querido volver. Es fácil, sólo tienes que llegar al campo donde el suelo es oro.
-¿Y cómo llego hasta allí?– Pep saltó desde su enorme sillón y se dirigió hacia la puerta – ¡Acompáñame! – dijo a Helianne, correteando por su dulce casita hacia la puerta.
Pep salio a la entrada de la casa, hizo un movimiento circular en el aire con la mano, y dijo algo bajo un susurro.
-Quiero una puerta que nos lleve a mí y a mi amiga Helianne cerca del campo con suelo de oro. -
De la nada salio una puerta dorada como Pep dijo, con el marco más recargado que Helianne habia visto nunca, un dibujo perfecto, digno de un cuento de hadas muy pijas.
Pep abrió la puerta y entro, de esta salía un olor que no incitaba a entrar por ahí, pero Pep continuaba sonriendo, y sacó la mano desde el otro lado de la puerta, que era un frondoso bosque verde.
-No tengas miedo, es tan sólo un dibujo, se puede borrar y volver a pintar cuando queramos, venga, adentro. – Pep tendió su caucásica mano a Helianne, y esta la agarró, sintiendo de nuevo como una extraña fuerza la empujaba hacia un agujero que no conocía.
esta genial neck! me encanta!
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