Os presentare a mi primer amiguito, en este caso amiguita.
Su nombre es Bellelumiere, pequeñita, delgada, con el cabello lacio y de tonos ocres claros, cara de traviesa y de valiente ; su personalidad no difiere demasiado de su personalidad, atrevida y descarada, con un carácter fuerte (si se enfada grita, suelta tacos y tortazos si hacen falta), y un corazón tan grande, que al ser ella tan pequeña, tubo que regalarselo a otro de mis amiguitos, Tecktack, su compañero, amigo, y dueño de su corazón.
Bellelumière adoraba pasear a su perrita, Ninfa, y todas las mañanas salía con ella a la calle, para respirar aire del amanecer, que el frío le enrojeciese las mejillas, se le desentumecieran los músculos de haber estado durmiendo y para que Ninfa sintiese lo mismo que sentía ella.
Bellelumière se sentó, y saco su paquete de palitos ; no podía pasar un día sin al menos uno, o compartir uno con su compañero Tecktack, cuando esto no era motivo de riñas. Ninfa se sentó debajo del banco donde su dueña mordisqueaba aquel palito, que ella nunca se echaría al hocico.
Entonces, algo llamó la antención de mis amigas, un ruido extraño, que venía del final de la calle, parecía estar muy lejos pero a la vez, les había tronado los oidos. Ninfa no pudo evitar que ese ruido le interesase, y aunque sabía que Bellelumière se iba a enfadar, sólo quería saber qué era ; ella nunca iba a irse dell ado de Bellelumière. Asi que, Ninfa echó a correr, y Bellelumière, que mientras tanto pensaba qué podría haber sido el ruido, cuando quiso darse cuenta Ninfa corría por la carretera, en dirrección al estruendo. Bellelumière salió corriendo tras ella, llamandola, piendole por favor que parase, que no se marchase. Cuando Bellelumière llegó al final de la calle, Ninfa no estaba allí, tan sólo había un extenso campo, con enormes árboles que llenaban de sombra la hierba humeda que habia bajo ellos, copas más altas que los edificios… ¿Edificios ? Cuando Bellelumière pensó bien dónde estaba, y qué estaba viendo, se dio cuenta de que ya no estaba rodeada de edificios, ni carreteras, ni coches, ni siquiera gente : ningún signo de ciudad.
Nuestra pequeña protagonista estaba asustada, sóla, no sabía en que recondito lugar del mundo, ni cómo salir de ahí, ni siquiera dónde estaba Ninfa.
Siguió llamando a su perrita, no sabía si era buena idea estar ahí, a lo mejor en vez de encontrarla a ella, debería de encontrarse primero a si misma. Pero un ladrido de su mascota la llamó desde el fondo de aquel oscuro y frondoso bosque y, apretando los puños y cerrando los ojos, respiró profundamente y se adentró en el bosque, siguiendo los ladridos de su cariñosa Ninfa. No llevaba movil, ni música, ni siquiera sus palitos… cómo iba a echarlos de menos. ¡Qué estrés !
Bellelumière continuó andando, desorientada, con miedo, pero decidida a encontrarla. Unos cuentos kilometros dando vueltas en balde, decidió descansar en un tronco ; al sentarse, vio una piedra rarísima clavada en el tronco, e intentó sacarla ; le llevó un rato, pero cuando lo logró, un líquido transparente, mucho menos espeso que la salvia, empezó a derramarse sin parar por el agujero que la piedra había dejado. En ese momento, unas palabras asustaron a Bellelumière :
—¡Oh, por las ramas de mis ancestros ! Muchísimas gracias chiquilla, esa piedra me estaba matando…
Bellelumière dio un salto del tronco, la voz venía desde dentro de él, como si le hubiera hablado ; notó entonces como la piedra en su mano se movía ligeramente, abrió los dedos y se sorprendió, cuando la piedra sacó sus bracitos y sus piernas, como si de una tortuga se tratase, y abrió sus pequeños y pétreos ojos. Con un dedo bajó su párpado y sacó la lengua al árbol. Saltó desde la mano de Bellelumière al suelo, y se coló por unos matojos, perdiendole así la vista.
—Estos jovencitos… ¡qué duros son de mollera ! —Volvió a decir el tronco, con una voz señorial, que parecía tener varias centenas de años…
¿Te has reconocido ? Si lo has hecho, sigo, sino, tu historia a terminado aquí.
ooh(L) genial!! =3
ResponderEliminarEs sencillamente precioso :)
ResponderEliminarMe gusta tu estilo.
(Pepa)